Susana Savignano –Provincia de Buenos Aires, Argentina–
- unodeloesteeditori
- 20 may 2020
- 2 Min. de lectura
Esperanza
Días radiantes, sol que brilla, árboles verdes y algunas hojas que comienzan a llenar de oro los caminos.
A veces pienso que esta pandemia es un castigo, pero de inmediato sonrío. Mi amado Señor nos está dando un "tironcito de orejas". Porque ahora en casa, hemos descubierto a la FAMILIA, los AMIGOS, los VALORES...
No los vemos a todos, ¡es verdad! pero cuando todo pase... ¡qué hermoso!
Ya no diremos: “te llamo un día y arreglamos", "nos vemos y tomamos un café"... casi sabiendo que en la vorágine de nuestras vidas, eso no sucederá.
Cuando todo pase, porque pasará, comprenderemos el valor de un abrazo, de una conversación con contacto visual, de dejar de lado el celular y tomarnos de las manos. De buscar ese " huequito" que nos permita encontrarnos, mate, té o café mediante...
Porque habremos comprendido que lo que VALE no tiene precio y que EL AMOR SE DEMUESTRA EN VIDA, ¡¡¡EN VIDA HERMANOS!!! ¡¡¡EN VIDA!!!
La lluvia
Caen gotas de lluvia, resbalan sobre mi piel.
Su frescura contrasta con mi piel afiebrada.
¡Lluvia! Dicen que eres bendición.
Dicen, a veces, que es el llanto de Dios. Ante la maldad y la indiferencia de la humanidad.
Los árboles y las plantan te reciben con alegría, porque el calor y la sequía los están matando.
A mí la lluvia me pone nostálgica, no me agrada. Pero sé que es necesaria.
Amo ver tras la ventana, parejitas que ríen bajo la lluvia y sonríen como niños, jugando al AMOR.
Quizá la lluvia pueda despertar a mi niña interior...quizá.
Y si ella despierta... mi melancolía se trastoque en alegría.
Cae la lluvia, insolente y me moja... qué empecinada está en alegrarme.
Salgo, camino bajo ella, que se desliza sobre mi piel toda.
Sonrío, recuerdo a mi MADRE, secándome con tanto amor.
Casi siento las manos de mi madre, su tibieza, su dulce calor y... ¡me abandono a su abrazo!
Al volver de ese ensueño, pienso... sabe Dios en su omnisciencia, ¡porqué su lluvia me mojó! ¿Acaso necesitaba yo, sentirme mimada por mamá? Sonrío ampliamente, mientras recuerdo aquella frase:
¡¡¡MI MAMÁ ME AMA!!!

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