María Alejandra Avila –Provincia de Buenos Aires, Argentina–
- unodeloesteeditori
- 20 may 2020
- 1 Min. de lectura
Alerta humanidad
De improviso llegaste
tan pequeño, tan letal,
trayendo un mensaje
aquí, agazapada en esta
encrucijada, haces temblar
a la humanidad.
A mirarnos de nuevo,
a jugar con las sombras
de nuestros pesares,
de nuestros temores
más ocultos,
buscando nuevos
cielos y otros horizontes.
Nos unió la red de Internet
para no sentir la soledad,
el planeta se unió,
las fronteras,
líneas imaginarias
este virus borró
de un solo soplido
nos arrodillamos
pidiendo a Dios.
El amor era a distancia,
para recordar que se
siente besar y acariciar.
Seguimos las fases,
miramos las lunas pasar,
la muerte tocó la puerta
maldita y sonriente,
nos vino a buscar,
la memoria será recordar.
Atentos nos dejamos llevar.
Nos sentimos vulnerables
ya nada será igual.
Nuevos sueños vendrán
todo florecerá para renovar.
Vuela, vuela en el aire
Vuela, vuela en el aire.
Estrepitoso el miedo sale,
me envuelve, me abraza
para decirme que es presente.
Así de sombrío caigo en sus redes.
Es pura osadía, sin temor
me lanzo al abismo,
buscando la libertad,
bailo en el eje
mi grito, una voz
es soledad creciente,
miedo oscuro que invade mi cuerpo,
manojo de sensaciones,
peligroso se siente el riesgo
como la oscuridad negruzca
demonios de infierno invaden,
resurgen del más allá,
se hacen presente
como laberinto sin final,
y la encrucijada está
en encontrar las repuestas.
Solo, sigo bailando en el eje,
aquí me tienes, por ti
me dejo morir.

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