Gri Sandi –Entre Ríos, Argentina–
- unodeloesteeditori
- 20 may 2020
- 1 Min. de lectura
Concupiscencia
Camino estrecho en la noche
el pueblo gime en desconcierto,
sin esperar, el pillo fue descubierto
y el holgazán sorprendido...
Más aquél que miró el cielo
aún espera en total confianza,
a sabiendas que sin tardanza
la nube le dará contento.
La tormenta ahoga al frágil
que en soberbia regodeaba
más al hombre con fe sostiene
la mano que no se cansa.
La raíz que está bien puesta
y tierra correctamente abonada
aunque llegue el invierno
tendrá primavera esperada.
Retoñaran los hijos de sueños
en almas que sí esperaban
en el auxilio del cielo
para tener una humanidad
que sepa dar cariño
sin esperar nada.
Otoño
¿Sabrá el otoño que caen nuestras hojas?
¿Sabrá que un enemigo
las puertas golpea?
Que la vida se duerme
en soledades eternas,
que extrañamos primaveras
compartidas, hoy yertas...
Otoño distinto
que enfrías el alma
y las manos tiemblan.
Muchos han partido
sin sepultura cuentan,
asoma el invierno
más la esperanza llega,
aún con lágrimas,
aún con tientas ...
La naturaleza regocija
el depredador se aleja,
el sol se hace ocre
encerrado el hombre piensa...
La mandíbula tiembla
pero Dios no se ha ido,
se esconde y espera,
sus hijos le llamen
para enseñar nuevamente
que la vida no se juega.
Unamos las manos,
romperemos fronteras,
solos no podemos,
encender la hoguera,
de corazones calientes
que el amor entreguen
y la paz se hará eterna...

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